Solape de Jornada

El Sindicato de Enfermería, SATSE, denuncia que los Gobiernos de Galicia, Andalucía, Asturias, Canarias, Cataluña y Castilla-La Mancha continúan sin haber saldado la deuda que mantienen desde hace años con las enfermeras y enfermeros que trabajan en sus respectivos servicios de salud al no reconocerles el “solape de jornada”.

El solape o relevo de enfermería es el momento fundamental de intercambio de información clínica de los pacientes entre los profesionales de Enfermería.

Es un aspecto crucial e imprescindible para garantizar debidamente la continuidad asistencial, un tiempo, de unos 20-25 minutos, que dicho personal está prolongando en su jornada laboral, para poder garantizar la continuidad asistencial, y por tanto, la seguridad del paciente durante los relevos de turnos.

80 horas de trabajo

En Galicia, el Sergas aún no tiene recocido el tiempo de Solape, alrededor de 80 horas de trabajo que las enfermeras regalan cada año a la Administración.

En el año 2000 se inició el reconocimiento de este derecho laboral en varias autonomías, sin embargo, en Galicia en estos 23 años la administración no ha trabajado en el desarrollo de la regularización de esta jornada, a pesar de las múltiples reclamaciones que viene haciendo este SATSE en Galicia. 

SATSE solicita que el “solape” de jornada sea compensado de forma preferente en tiempo de trabajo.

Información clínica

Resulta impensable en cualquier ámbito profesional el hecho de no reconocer alrededor de 20/25 minutos al día y que consiste en el tiempo que una enfermera/o dedica fuera de su jornada laboral, a facilitar al compañero/a información clínica y cuidados fundamentales y transcendentales sobre la evolución de todos sus pacientes; que , por otro lado, información que recibe cuando entra a trabajar por parte del profesional que le ha precedido en el turno anterior.

Aprovecharse de la profesionalidad

La falta de reconocimiento del solape de jornada en algunas comunidades autónomas es un claro ejemplo de cómo las administraciones autonómicas se aprovechan de la profesionalidad, dedicación y compromiso de las enfermeras y enfermeros, mientras que el Gobierno estatal mira hacia otro lado y tampoco intenta impulsar una respuesta común y homogénea a este problema en el conjunto del país.